La última fase de la demencia

¿Demencia senil? No, gracias. Nos sumamos a las recomendaciones de los profesionales en enfermedades neurodegenerativas y queremos explicarte por qué el término demencia senil ya no debe de ser utilizado, pese a que hoy en día todavía encontremos demencia senil en la RAE o peor aún en informes médicos.

¿Por qué el término como demencia senil nunca se debería haber utilizado?

Las personas mayores son relacionadas, de forma injusta, con muchas enfermedades y limitaciones solo por ser personas adultas mayores, siendo víctimas del que llamamos edadismo: discriminación contra personas por motivo de edad.

¿Qué edad tendrías si no supieses la edad que tienes?

Es cierto que respecto a la demencia, la edad avanzada es un factor de riesgo, de vulnerabilidad, pero es un factor más como pueden ser; traumatismos craneoencefálicos, deficiencias hormonales, depresión, factores genéticos, tumores cerebrales, etc.

Por lo tanto, no es justo, de hecho es discriminatorio, utilizar el término demencia senil cuando hablamos de deterioro o enfermedades neurocognitivas. En definitiva, cualquier persona puede ser diagnosticada con demencia, independientemente de cuál sea su edad. Por lo tanto al utilizar demencia senil, además de ser injustos con las personas mayores, estamos contribuyendo a que los diagnósticos sean más tardíos, ya que, al dar por hecho que son “cosas de la edad” ponemos en riesgo la salud de las personas de edad avanzada, restando importancia los síntomas porque consideramos que son propios de una edad avanzada. Además, bloqueamos sin darnos cuenta, la posibilidad de que se produzca un diagnóstico en las fases iniciales de la enfermedad, que será determinante en el avance de la demencia u otra enfermedad.

Hoy en día, la tecnología nos permite alcanzar un diagnóstico más certero para cada caso, aunque sigue sin existir una prueba que determine en sí misma si una persona sufre demencia. Y gracias a estos avances en el diagnóstico, hace años que la demencia se dejó de asociar directamente con las personas adultas mayores.

Última fase de la demencia

Ahora sí, eliminamos senil de la demencia y te explicamos cómo es la fase severa de un proceso de deterioro cognitivo. Para empezar, sabemos que son patologías con un pronóstico delicado en las que las soluciones farmacológicas son limitadas a día de hoy y que si bien pueden retrasar el deterioro, por el momento no aportan soluciones definitivas.

Hemos identificado que de las fases que se atraviesan, la fase final es la menos conocida. Por ello hoy intentaremos traer algo de luz a esta desconocida etapa de las enfermedades que cursan con demencia.

¿Qué es la demencia avanzada o severa?

Dicho así podría sonar a una enfermedad más, pero lo cierto es que los síntomas de la demencia avanzada son más severos y se deben al deterioro de las capacidades cognitivas de la persona que la padece, apareciendo en mayor proporción durante esta fase.

Una de las dudas más frecuentes, es conocer en qué fase de la enfermedad se encuentra nuestro familiar o la persona a la que estamos cuidando. En los primeros síntomas de demencia se pueden presentar las conductas más habituales; como la confusión mentalpérdida de memoriadesorientación o los problemas visuales. Hay que ser cautelosos puesto que se puede deber a otras patologías, por lo que un diagnóstico nos ayudará a identificar la enfermedad.

Demencia síntomas

Nuestra experiencia en Red Geriátrica nos ha enseñado a conocer más de cerca este tipo de temas. Por esta razón que queremos compartir contigo los posibles síntomas que suelen aparecer durante la última etapa de la enfermedad.

Hay que tener una cosa presente: una persona que llegue a la última fase de la demencia presentará una situación de dependencia que limita la funcionalidad de la persona de manera severa.

Deterioro físico en los adultos mayores con demencia

Progresivamente se pierden capacidades como la deambulación, la posibilidad de alimentarse por sí mismos, o lavarse y vestirse. Este deterioro puede conllevar la pérdida de control de los esfínteres.

En esta fase de la enfermedad, la motricidad se ve gravemente afectada, y es que el simple hecho de dar unos pocos pasos es ya todo un reto para la persona enferma, por lo que la actividad física se acaba viendo reducida. La cama y la silla de ruedas se convertirán probablemente en accesorios de uso para estos pacientes. Y no hay que olvidar la dificultad de deglutir alimentos.

    Disfagia. La dificultad para comer y tragar alimentos.

    Por último, los problemas para ingerir alimentos, pueden representar un gran desafío para los enfermos que llegan a las fases finales de la demencia. Aquí aparecerá la necesidad de emplear medios mecánicos auxiliares para garantizar la alimentación de la persona con demencia, para evitar agravar su condición con la presencia de desnutrición, deshidratación por el miedo de comer o beber algo y lastimarse.

    Pérdida de memoria que trae la demencia

    Muchos dirían que en la memoria y en el el recuerdo de nuestras vivencias y experiencias vitales radica nuestra esencia como personas. Una de las vivencias más duras para la familia que cuidan a personas con enfermedades neurocognitivas es ver “desaparecer” esa esencia del ser querido que deja de ser él mismo al no recordar, entre otros, a los familiares cercanos.

    La incapacidad de reconocer incluso a los más allegados, por supuesto es uno de los síntomas más dolorosos para quienes conviven con el enfermo, y es que puede llegar a ser muy duro convivir con un padre, una madre o unos abuelos que ya no saben quiénes somos. Sin embargo no recordar no debe ser confundido con no sentir. Pues los enfermos continúan siendo sensibles al afecto y al cariño de sus seres queridos. Y es ahora, en esta situación, cuando lo necesitan más que nunca, cuando necesitan un entorno seguro y afectivo.

    La comunicación con mayores diagnosticados

    El deterioro de la capacidad de comprender, la pérdida del significado de las palabras, la incapacidad para encontrar la palabra adecuada o para saber pronunciarla, son problemas derivados de la demencia. Todo ello llega a su máxima expresión en esta etapa final. Y sin capacidad para describir el mundo interno o externo mediante las palabras, las personas enfermas parecen vivir en su propia realidad no totalmente conectada a la realidad externa. Se debe de realizar un esfuerzo para encontrar la forma más adecuada de llegar a comunicarnos con las personas con enfermedades neurocognitivas. Además, tener en cuenta que la enfermedad ofrece a menudo momentos de lucidez.

    Por todo lo explicado son enfermedades difíciles de gestionar y que tienen un profundo impacto en las familias. Comprender la enfermedad y su proceso es básico para mejorar la comprensión de la familia sobre la situación que está viviendo.

    Tratamiento de la demencia en la última fase

    El tratamiento de una demencia avanzada es paliativo, ya que, hasta el día de hoy sus síntomas son imposibles de curar. Lo que sí podemos es retardar su avance y hacer más agradable la vida de esa persona que tenemos cerca y estimamos mucho.

    Por ejemplo, la fisioterapia y los masajes terapéuticos pueden ser de gran ayuda para aliviar las incomodidades que el enfermo puede padecer a nivel físico. La terapia sensorial ayuda también a ello, ya que los pacientes siguen siendo receptivos a estímulos positivos que pueden hacer un poco más feliz su día a día.

    Si los anteriores tratamientos los hemos indicado para mejorar el estado físico de los pacientes, hay otros que pueden ayudar al estado emocional o bien a fomentar sensaciones mentales en un cerebro en el que la demencia haya causado estragos.

    Sin ir más lejos, las sesiones de musicoterapia, la estimulación cognitiva e incluso el relacionarse con mascotas son terapias que han demostrado ser efectivas para mejorar la calidad de vida de las personas con demencia, por lo que son el mejor regalo que podemos hacerle a quienes llegan a estas fases de la enfermedad.

    Cuidado domiciliario como tratamiento paliativo

    Como lo habíamos comentado anteriormente, la última fase de la demencia requiere de cuidados específicos dado el grado de deterioro físico y neurocognitivo al que llegan los pacientes. En este sentido, es más que necesaria la intervención de cuidadores que aporten su conocimiento y experiencia, y es que los familiares pueden verse agobiados en algunos casos.

    Desde Red Geriátrica hemos detectado este tipo de situaciones, siendo los hijos/as, cónyuges o allegados que se vuelcan en el cuidado de la persona con demencia y que, por ello, terminan dejando a un lado su vida habitual, siendo propensos a adquirir problemas de salud tanto físicos como los relacionados con la ansiedad e incluso la depresión.

    Aliviar la carga de los cuidados es necesario para el bienestar de todos, mucho más si sabes que quienes estarán a cargo del cuidado de tu ser querido, cuenta con amplia experiencia, como la que podrás encontrar en nuestro servicio de cuidado de personas mayores a domicilio.

    El aseo diario, el control de la medicación, la ayuda para alimentarse o el acompañamiento a las terapias que antes te comentábamos como tratamientos paliativos para la demencia, son solo algunas de las tareas con las que un cuidador puede darte una mano con toda la seguridad y confianza.

    Actividades para personas con demencia

    A continuación te mostramos algunas sencillas actividades que puedes hacer con tu familiar o persona a la que estás cuidando en el día a día, que lo ayudarán satisfactoriamente a mejorar su condición, su respuesta a los estímulos y, en definitiva, su calidad de vida. Recuerda que una sonrisa será la mejor recompensa de agradecimiento por todo el trabajo que realizas día a día por quienes más quieres.

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